Por Orlando Salerno.
Se cumplen 25 años del festival Woodstock ’99, el infame evento musical que trajo mala prensa a sus artistas y traumatizó a los asistentes.
Corrían los días 23 al 25 de julio de 1999, un nuevo milenio se acercaba, el Y2K representaba una «amenaza» para las computadoras y se esperaba que los «autos voladores» llegaran en el año 2000.
Pero también concluía una década en la que pasó de todo, desde el final de la Guerra Fría, la liberación de Nelson Mandela y la muerte de la Princesa Diana, entre muchas cosas más.
Por el lado musical, el Siglo 20 tenía que despedirse de la mejor forma, y qué mejor forma de hacerlo, que celebrando los 30 años del primer Woodstock de 1969.
El año 1999 fue bastante agitado para los EE.UU, con hechos que conmovieron al mundo, como la ‘Masacre de Columbine’ o ‘La Batalla de Seattle’ contra la Organización Mundial del Comercio.
En lo político, el republicano George W. Bush aspiraba a ser presidente de los EE.UU, en pleno auge económico dirigido por el demócrata Bill Clinton, quien estuvo inmerso en un escándalo sexual con su asistente Mónica Lewinsky, un hecho que posteriormente le costó a su partido mantenerse en el poder, en las elecciones de noviembre del 2000.
Por su parte, este Woodstock 1999 traía una inmensa cantidad de bandas y estilos en tres escenarios, durante 3 días, que fueron transmitidos por la TV a través del sistema ‘Pay-per-view’ (pago por ver).
Los organizadores, Michael Lang, John Scher y Ossie Kilkenny, encontraron un pista aérea militar en desuso, ubicado en Rome, New York; cuyo alcalde, el republicano Joseph Griffo, instaba por todos los medios a que la gente vaya al festival, que tenía un costo de 180 dólares por los tres días, teniendo en cuenta los 18 dólares del Woodstock 69 y los 130 dólares del Woodstock 94.
El line up abarcaba a las bandas más populares del género de moda en ese entonces, el Nü Metal, con Kid Rock, Rage Against the Machine, Korn y Limp Bizkit, que estaban en su pico de popularidad en aquel entonces. The Chemical Brothers, Fatboy Slim y Moby, se encargaron de la música electrónica, mientras que el ínfimo espacio femenino se le otorgó a Alanis Morissette, Jewel y Sheryl Crow (una en cada día).
DÍA 1:
El costo de estar en Woodstock 99 era elevado al igual que la temperatura, que en ese verano oscilaban los 43°C, en un predio sin sombra alguna y sobre una pista asfaltada. Para hidratarse, una botella de agua costaba $4 y para el segundo día, subió a 10 dólares.
Una joven denunciaba que pagó 12 dólares por un pedazo de pizza y otro joven dijo que tuvo que beber el agua de su pipa de cannabis para no deshidratarse. Era las corporaciones dictando el costo de un festival cuyas consignas históricas significaba todo lo contrario al consumismo que ahí se vivía.
Un mar interminable de cabezas inundó ese primer día, 200 mil personas fueron hasta el pueblo de Rome, para encontrarse con exorbitantes precios, un kilómetro de distancia entre el escenario Este y Oeste, y los baños químicos fundidos incitaron a que los ánimos comenzaron a caldearse ya en las primeras horas del Día 1, que tuvo como bandas principales a Korn y Bush.
DÍA 2:
El segundo día tendría un arranque más amistoso con Wyclef Jean, Alanis y los Counting Crows, pero llegada las 20:00 horas del sábado 24, Fred Durst subió al escenario con los Limp Bizkit.
Sin dudas, Limp Bizkit ofreció el mejor concierto de su carrera. Fred, se metió al público en sus bolsillos y los llamó a sacar «toda la mala energía cotidiana», en el medio de su canción ‘Break Stuff’, por lo que el público empezó romper y robar las maderas que rodeaban al mangrullo del sonido a metros del escenario y comenzaron a ‘surfear’ con dichos elementos, entre las cabezas de la gente.
La cosa se salía de control y en un momento dado, le cortaron el micrófono a Durst, que trataba de arrancar el penúltimo tema ‘Nookie’, su más reciente hit. El músico se enfada e insulta a los técnicos, quienes le devuelven el volumen y Limp Bizkit concluye su set con «Faith», con su cantante surfeando sobre una madera sostenida por sus fans.
Por el desmadre continuaba y les esperaba una noche larga a todos, porque la siguiente banda era Rage Against the Machine, el grupo de extracción marxista/guevarista que vendía millones de discos en los EE.UU y el mundo.
RATM acostumbraba portar en el escenario dos banderas en sus amplificadores; una con el rostro del Che Guevara y otra con la bandera norteamericana invertida, como lo hacían los opositores a la Guerra de Vietnam en los sesentas. Para este festival, la organización les prohibió hacerlo, y ellos sorpresivamente hicieron caso, pero no sabían que el cuarteto de Los Ángeles tenía una sorpresa, porque al terminar su set con «Killing in the Name», el bajista Tim Commerford quemó la bandera yanki.
Rage Against the Machine Burn an American Flag at Woodstock ’99 pic.twitter.com/zhctWbKGnW
— bre (@neilyoungcat) May 31, 2020
Como mencionamos antes, los precios de las bebidas y comidas eran muy elevados, la falta de dinero en efectivo, ya sea para comer o volver a casa, empeoraba todo para los presentes, que ya eran jóvenes jugados a su suerte y como en la novela ‘El Señor de las Moscas’, siguieron sus instintos, y por supuesto, se volvieron todos locos.
Finalmente, ese día 2 cerró con Metallica, por lo que no hubo tregua de descanso en ese potente line-up.
Día 3:
Los encargados de cerrar Woodstock 1999 fueron los Red Hot Chilli Peppers quienes habían lanzado su multiplatino álbum ‘Californication’.
Esa noche, miembros de una ONG anti-violencia con armas, repartieron miles de velas al público, para que lo encendieran al momento que los Red Hot tocaran ‘Under the Bridge’, en homenaje a las víctimas de Columbine, pero las velas se usaron como mecha de lo que sería una explosión de furia.
Los Red Hot tuvieron que detener su set para que uno del staff del festival agarre el micrófono y tranquilice a aquellos que se espantaron a ver que las pantallas del escenario que mostraban fuego por todas partes.
La banda retornó al escenario para un par de temas más, y antes de comenzar ‘Sir Psycho Sexy’, el cantante Anthony Kiedis dice: ‘Wow, desde aquí esto parece la película Apocalispse Now’.
Y para colmo, el último tema de su set fue un cover del tema «Fire» Jimi Hendrix, que según Kiedis, fue a pedido de la hermana del fallecido músico de que cerraran con ese tema, como tributo a quien cerraría la primera edición de 1969, y vaya que hubo fuego.
Se incendiaron los puestos de comida, se destrozaron cajeros automáticos, se saquearon camiones de agua, varias mujeres denunciaron ser abusadas sexualmente, y las instalaciones de luces y sonido terminaron como barricadas, contra la tímida respuesta policial hacia un público 110% blanco.
Así concluía el último gran festival masivo de temática rockera en los EE.UU, con un line up que unió a bandas que no lograron mantener su popularidad en los siguientes años y que hoy se lamentan por todo lo sucedido entre el público, mientras ellos se presentaban en vivo, siendo este el show más importantes de sus carreras, pero terminaron arrastrando muy mala prensa.
Este festival fue, en gran parte, responsable de colocar en lo más alto y -a su vez- causó la debacle gradual del sub género de moda en ese entonces, conocido como nü metal, que para finales del 2001 dejaba de ser relevante en los EE.UU, por la irrupción del garage rock revival de The Strokes y el atentado a los Torres Gemelas, que censuró muchas canciones y videos de rock en los medios norteamericanos.
Finalmente, la MTV los terminó desechando por una «inmadurez, misoginia y masculinidad tóxica» que les llenó los bolsillos en su momento, pero ya no les servía, así como había sucedido con el fin del hair metal de los años ochentas en 1991, con la irrupción de Nirvana y el grunge.
Para conmemorar los 20 años de este festival, la cadena HBO lanzó un explicito documental titulado ‘Woodstock 99: Peace, Love, Music and Rage’, que muestra los pormenores de este caótico evento, con sus organizadores, periodistas, artistas y asistentes, relatando sus historias.