Por Orlando Salerno.
El 5 de julio de 1966, los Beatles lograron escapar, entre golpes e insultos, de la ciudad de Manila, Filipinas, por «ofender» a la esposa del entonces dictador de ese país.
El cuarteto de Liverpool se encontraba realizando la que sería su última gira mundial de conciertos, antes de convertirse en una banda de estudio, tras el lanzamiento de su icónico álbum ‘Revolver’, en agosto de 1966.
Aquel tour internacional de The Beatles incluyó países asiáticos que nunca antes habían visitado, como Japón y Filipinas, luego de haber pasado por Hong Kong en 1964.
Pero en esos últimos dos territorios se vivieron controvertidos momentos, primero en Tokio, Japón, donde realizaron 5 shows en el Nippon Budokan, un lugar que fue construido originalmente para albergar eventos de artes marciales.
Eso provocó que muchos japoneses nacionalistas criticaran a los Beatles por dar un «mal ejemplo a los jóvenes japoneses» al «desviarlos de los valores tradicionales del karate con su rock n’ roll».
Pero la verdadera pesadilla de John, Paul, Ringo y George, ocurriría unos días después, cuando visitaron la ciudad de Manila.
Según The Beatles Bible, Imelda Marcos, esposa del sanguinario dictador filipino Ferdinand Marcos, había preparado un almuerzo con la banda en la Sala de Música del Palacio Malacañang, la casa presidencial, donde iban a estar también sus tres hijos y otros 400 niños, incluyendo los hijos de ministros, allegados y empresarios.
Para dicho evento contrataron a decenas de meseros y dos canales de TV iban a transmitir el evento en directo para toda Filipinas.
Toda una parafernalia se había preparado, pero faltó un pequeño gran detalle: pedir el consentimiento de los Beatles.
Ramón Ramos Jr. el empresario que contrató a la banda, le había mencionado esta fiesta al mánager del grupo, Brian Epstein, quien le contestó lo mismo que a todo el mundo: los Beatles no hacían visitas a embajadas, políticos ni gobernantes durante las giras.
Para insistir, se tuvo que hacer un pedido diplomático, a través de la Embajada Británica en Filipinas, quienes se comunicaron con Epstein para pedir que los Beatles vayan al palacio, pero Brian respondió que; «los muchachos están profundamente dormidos y no estamos enterados de ninguna fiesta».
Finalmente, la banda británica no asistió al Palacio a saludar a Imelda y eso enfureció al dictador, su esposa y a sus partidarios.
Pese a todo eso, el 4 de julio, los Beatles ofrecieron dos shows en dos turnos, en el Rizal Memorial Stadium de Manila, ante 80 mil personas en total, siendo esto un récord para ellos.
De todas maneras, el periódico Manila Times sólo destacó en su portada que los Beatles «insultaron a la Primera Dama y a los tres hijos de Marcos”, mientras que un portavoz del palacio, dijo que The Beatles habían ‘escupido en el ojo de la nación’.
Más tarde, Brian Epstein se dirigió a un canal de televisión para dar explicaciones a través de una conferencia de prensa, pero la señal fue boicoteada por órdenes del palacio real.
Lo que la TV sí mostró fue cómo los hijos de los políticos lloraban con desconsuelo y cómo Imelda se encargaba de señalar las cuatro sillas que habían quedado vacantes en el Palacio.
A partir de entonces, los problemas de The Beatles se intensificaron. El personal del Hotel Manila se negó a brindar servicio a la habitación o a cargar su equipaje.
Por su parte, Ramón Ramos declaró que la «ofensa» le autorizaba a no pagar a los Beatles la cifra estipulada por su actuación en Manila y les exigió unas 7.000 libras como impuesto; mientras recibían falsas amenazas de bomba en la Embajada Británica y en el Manila Hotel.
A la mañana siguiente se levantaron temprano para tomar el avión que los llevaría a India. Pidieron el desayuno pero nunca llegó. Así también, la custodia policial desapareció del hotel, por lo que tuvieron que abordar el auto rumbo al aeropuerto, rodeados de histéricos fans y furiosos partidarios de Marcos.
En el camino al aeropuerto, la gente los insultaban y hasta tiraban piedras contra el auto. Al llegar, nadie los ayudó ni con las valijas, ni con los instrumentos que ellos mismos debieron arrastrar por la pista, siendo vilipendiados por la gente.
Los empujaron, escupieron y patearon. Uno de los integrantes de la comitiva sufrió la fractura de varias costillas y Ringo Starr fue empujado y pateado en el suelo. De milagro llegaron vivos al avión y decidieron que nunca más realizarán una gira.
Finalmente, en 1986, el gobierno de Marcos fue derrocado, razón por lo que las emisoras radiales y canales de televisión que habían sido clausurados por la dictadura, volvieron al aire, eligiendo la música de los Beatles para celebrar su libertad.