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43 años sin Ian Curtis: «Un Ideal para Vivir»


El 18 de mayo de 1980, fallecía a los 23 años el influyente cantante y letrista de Joy Division, Ian Curtis, la eterna promesa que enlutó al ya oscuro sonido post punk británico.

Nacido en  Stretford, Reino Unido, el 15 de julio de 1956, Curtis creció como muchos jóvenes ingleses de la posguerra, en un país sumergido en una gran depresión económica, formando así parte de una generación con un futuro incierto.

Cada etapa histórica de los últimos tiempos ha estado presidida por una corriente sonora que describe los acontecimientos socioeconómicos de su época y el caso de Joy Division no sería la excepción.

Desde su adolescencia, Ian Curtis mostró interés por la literatura, la poesía y la música. Esos tres elementos le sirvieron como una vía de escape y para sentar las bases de su creatividad artística, que más tarde se vio reflejado en su corta, pero intrínseca carrera musical.

Ian Curtis vivió poco y rápido, a sus 19 años contrajo matrimonio con su novia de la secundaria, Debbie Woodruff, con quien tuvo una hija llamada Natalie Curtis, quien hoy es una reconocida fotógrafa.

Siendo un joven hombre casado a espera de su primer bebé, Ian consiguió un empleo estable en el registro civil, donde ayudaba a personas con discapacidades mentales o físicas a encontrar trabajo.

Su afición por los discos de David Bowie, Lou Reed, los libros de Kafka y William Burroughs o las poesías nihilistas de Arthur Rimbaud, formaron su personalidad y visión radical frente a una sociedad conformista, pero su espíritu permanecía escondido en lo más profundo de su ser.

Pero todo eso iba a cambiar cuando asistió al segundo concierto de los Sex Pistols en el Lesser Free Trade Hall de Manchester, el 20 de julio de 1976.

Entre el público se encontraban también Peter Hook y Bernard Sumner, quienes querían formar una banda, pero les faltaba un cantante. Fue así que Ian se ofreció a hacerlo.

A partir de ese entonces, el personaje comenzó a florecer y el movimiento con el que se identificó fue el Punk.

Y fue así que de golpe, los «sin futuro» tenían una oportunidad para expresar su rabia.

Película ‘Control’ (2007). Dir: Anton Corbijn

La banda conformada por Curtis, Hook, Sumner y el baterista Peter Mason (luego reemplazado por Stephen Morris) se llamó Warsaw, los mismos se hicieron de un lugar como residentes del venue Electric Circus, el primer espacio punk de Manchester, donde también tocaban The Buzzcoks y The Fall.

Fue en ese local donde los escuchó por primera vez su futuro productor, Martin Hannett, y también Rob Gretton, quien les pidió ser su manager.

El primer registro grabado del grupo se dio en vivo, en ese lugar, dentro del compilado llamado ‘Live at the Electric Circus’ (1978), que fue editado por Virgin Records.

La parte que le toca a Warsaw, comienza con una infame pregunta de Ian Curtis al público: «¿Ya todos se olvidaron de Rudolf Hess?», aquel político militar alemán quien fuera un importante cuadro del partido Nazi.

En una entrevista que le realizamos a Jez Kerr de A Certain Ratio, nos dijo lo siguiente:

«No eran fascistas, a la gente le gusta inventar cosas y que luego se escriba algo interesante sobre eso, volviéndose un mito, pero está bien. Cómo decía Tony [Wilson]: ‘Entre la verdad y la leyenda, escoge la leyenda'».

Volviendo a los comienzos de Warsaw, éstos no se diferenciaban de otras bandas de punk rock que emulaban la fórmula de los Sex Pistols, con rápidas guitarras y gritos de guerra.

Por esa razón, Ian y sus compañeros se dieron cuenta que debían ir más allá con su sonido y ser aún más provocadores que el resto.

Fue por eso que decidieron reinventarse y rebautizaron a la banda como ‘Joy Division’, nombre extraído del libro sobre el Holocausto, ‘The House of Dolls’, uno de los favoritos de Curtis.

Para materializar esta nueva etapa, Ian, en complicidad con su esposa Debbie, pidió un préstamo al banco para adquirir muebles, pero todo eso se usó en la grabación del primer EP: ‘An Ideal For Living’.

Las canciones eran más oscuras y su portada mostraba a un niño vestido como uno de la Juventud Hitleriana.

Si bien el material recibió críticas favorables, les era muy difícil para ellos conseguir conciertos ya que todo el mundo pensaba que eran unos nazis.

Tras una serie de conciertos con Buzzcoks, la banda no lograba despegar por fuera del circuito punk de Manchester.

La depresión de Ian Curtis se acrecentaba en ese difícil escenario, sumado a la angustia de tener que mantener un matrimonio con un bebé en camino, y encima, tras ser diagnosticado con un severo cuadro de epilepsia. Todo eso mientras seguía trabajando en el registro civil todas las mañanas.

Así comenzaba la dependencia de Ian hacia los fármacos, debido a un seguimiento médico muy negligente, para una condición poco conocida.

‘Control’ (2007)

Los Joy Division estaban en bancarrota y la única puerta de salida era que el periodista y presentador de TV, Tony Wilson, los ponga en su programa musical, ‘What’s On’.

Rob Gretton, su manager, invitó a Wilson para que asista a un show en la disco Pits de Manchester, pero finalmente nunca llegó.

Un tiempo después, Ian se encuentra con Wilson en un bar y lo insulta porque nunca los invitó a su programa y les dijo que ellos eran mejores que los otros grupos que sí estuvieron.

Wilson les responde: ‘¿Ustedes quiénes son?‘, a lo que Curtis responde en una servilleta: ‘Joy Division, you cunt!’.

Finalmente, los mismos se presentaron en los estudios de Granada TV, donde tocaron el tema «Shadowplay», presentados por Tony Wilson, quien quedó maravillado con el grupo.

Ante la oleada de bandas punk de Manchester que comenzaron a emerger, Tony Wilson vio la oportunidad de crear un sello discográfico anarquista, es decir, una empresa fantasma, a la denominó Factory Records.

La misma no contaba con jerarquías ni contratos legales, pero sí con una comunicación gráfica de corte situacionista muy atractiva a cargo del talentoso, pero perezoso, diseñador Pete Saville.

FAC 1

Wilson firmó a los Joy Division con su sangre, en un papel que decía: «Los músicos son dueños de todo, la compañía no posee nada. Todas nuestras bandas tienen la libertad de cagarla».

La intención del periodista no era la de hacer dinero, sino la de hacer historia y vaya que lo hizo con Joy Division, cuando Factory editó su primer LP, el icónico ‘Unknown Pleasures’ en 1979.

Esa fue la declaración seminal de lo que más tarde se dio a conocer como la era Post Punk o Dark Wave, de cara a los modernos años ochentas.

La producción estuvo a cargo de Martin Hannett, quien vio en ellos un potencial que otras bandas simplemente punk no tenían.

Los alejó del ruido sucio, para elevarlos a un sonido más espacial, al estilo ‘Low’ de David Bowie, pero con la incertidumbre de clase obrera, a cargo de las letras de Curtis.

En posteriores declaraciones antes de morir, Martin Hannett dijo que fue muy fácil trabajar con los Joy Division, porque: «no tenían la más mínima idea de lo que tenían que hacer».

Hasta el día de hoy ‘Unknown Pleasures’ es considerado como uno de los álbumes debuts más importantes e inspiradores de la historia de la música moderna.

Con la crítica aclamando su debut y con una gira europea, siendo la principal atracción, el grupo comenzó a experimentar cierta fama y en el caso de Ian Curtis, nuevas mujeres.

El cantante, quien continuaba lidiando con una epilepsia que inclusive le tocaba sufrir en medio de sus shows; conoció a una atractiva periodista belga llamada Annik Honoré.

Con ella comenzó una relación en paralelo de su matrimonio con Debbie y su crisis existencial se acentuaba, al no animarse a pedirle el divorcio, con una hija recién nacida y con una carrera que comenzaba a despegar.

El comportamiento de Curtis comenzó a ser errático, su humor cambiaba constantemente, su dependencia a los fármacos empeoraba al igual que su condición y muchas veces se negó a tocar, haciendo enfurecer al público que organizaban disturbios, entre los que se encontraban punks y skinheads neofascistas.

Escena de la película ’24 Hour People’ (2002) – Dir: Michael Winterbottom.

El éxito de ‘Unknown Pleasures’ derivó en la grabación de un segundo álbum, con vistas a una gira norteamericana, que pondría a Joy Division en el mapa.

El disco se llamó ‘Closer’ (1980), que resultó ser toda una sombría y atmosférica despedida de Ian Curtis, hacia un doloroso viaje de ensueño.

El disco hasta el día de hoy resulta muy perturbador de escuchar, sabiendo el desenlace de la vida de Ian Curtis, y por el hecho de que se lanzó seis semanas después de su suicidio, un 18 de mayo de 1980, a vísperas de la gira de Joy Division por los EE.UU.

En dicho álbum se encuentran canciones muy transparentes y sugerentes como: ‘Decades’, ‘The Eternal’, ‘Atmosphere’ y su sencillo más famoso, ‘Love Will Tears Us Apart’, que narra la situación en la que se encontraba su matrimonio con Debbie.

Luego de ver la película ‘Stroszek’ (1977) y de escuchar el disco «The Idiot» de Iggy Pop, Ian Curtis de 23 años se quitó la vida al ahorcarse en su casa en Macclesfield, Reino Unido.

Su muerte lo hizo más célebre, ya que hablamos de una figura que se mistificó con el tiempo y que a diferencia de John Lennon, Kurt Cobain o Jim Morrison, éste nunca supo el impacto tan importante que su música y letras iban a tener en la vida de muchos jóvenes alrededor del mundo.

A Ian Curtis le sobrevivieron sus compañeros de banda, quienes luego formaron New Order, que continúa hasta el día de hoy, pero con cambios en su alineación original.

Hoy el mundo recuerda a Ian Curtis, un joven con muchas contradicciones, pero cuya corta vida artística no se permitió una equivocación.

Un atormentado poeta que hizo de su muerte una nefasta obra de arte, pero un placer desconocido para las generaciones venideras de músicos, artistas y fans que hoy lo recuerdan, unos 43 años después.

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