Por Orlando Salerno.
Alex Turner, uno de los músicos más respetados y admirados de su generación, cumple 37 años de edad.
El compositor principal de los Arctic Monkeys y co-director de la superbanda The Last Shadow Puppets, nació en la localidad inglesa de High Green, Sheffield, conocida también como «La Ciudad de Acero», por su desarrollo industrial antes de la Segunda Guerra Mundial.
Proveniente de una ciudad no muy turística, pero musicalmente muy interesante, tras la aparición de bandas como Cabaret Voltaire y su innovador sonido electrónico o el britpop intelectual de Pulp, a inicios de los ochentas, Turner supo colocar de vuelta al rock de guitarras al puesto número 1 de su país.
De esa manera, ese músico comenzó a guiar los oídos de los adolescentes del nuevo milenio, quienes comenzaron a seguirle a través de una nueva plataforma digital de música llamada Myspace.
Turner era un típico joven de inicios del año 2000 que gustaba del hip hop norteamericano, un estilo que era tendencia en los EE.UU, hasta que el rock de guitarras irrumpió en su vida, al escuchar por primera vez a The Strokes, la banda neoyorkina que había lanzado su aclamado debut ‘Is This It’ en 2001.
Para ese entonces, Alex ya conocía a Matt Helders desde la infancia y a su vecino Jamie Cook, quienes se convirtieron en baterista y guitarrista respectivamente, de una banda que luego se llamó Arctic Monkeys.
Las influencias de Turner se basaban de los riffs de guitarras de la nueva corriente norteamericana, de las rimas del poeta punk John Cooper Clarke y de las barras de los raperos afroamericanos.
Al ser criado por padres docentes, Turner no era un barra brava ni tampoco un galan, pero contaba con una decente formación literaria y eso lo ayudó a ser un letrista muy maduro para su edad.
Por esa razón, en las primeras canciones de los Arctic Monkeys, se pueden escuchar letras que hablan de situaciones que él nunca había experimentado a los 16 años.
Una vez establecidos como banda en 2004, los Arctic Monkeys ya tenían 18 canciones propias que grabaron, sin mezclar, en CDs que regalaban a sus amigos que iban a sus shows.
Estos luego corrieron la voz en foros de Internet y su música fue subida por los propios fans al sitio Myspace, donde se hicieron «virales» antes de que Facebook, Twitter, Youtube, Spotify o los smartphones existieran.
Alex, un millenial chapado a la antigua hasta el día de hoy, ya que nunca tuvo redes sociales, no comprendía el hype digital que su música estaba provocando en los jóvenes a través de Myspace, por lo que sus «conciertos de guerrilla» ya se volvían insostenibles, debido a la cantidad de gente que iba y se multiplicaba en cada show.
Ellos fueron los primeros fenómenos digitales, en lo musical, ya que uno antes se hacía famoso en la Internet por haber hecho el ridículo, y Turner de golpe se volvió en «el salvador del rock británico», en tiempos donde Oasis ya estaba agonizando y Coldplay había cambiado la dirección de su sonido hacia algo más acústicamente complaciente.
Todos hablaban de los Monkeys, pero nadie sabía cómo lucían. Lejos de ser una pose más, ellos preferían ser de bajo perfil y que su contenido hable por ellos.
Finalmente, este fenómeno llamó la atención de grandes sellos discográficos como Epic y la EMI, pero Tuner decidió firmar con el sello indie londinense, Domino Records, con quienes siguen hasta hoy, y que antes habían firmado con éxito a los escoseses de Franz Ferdinand.
Fue así que lanzaron su debut titulado ‘Whatever People Said That I Am That’s What I’m Not’ en Enero del 2006 y la vida de estos cuatro chicos de 20 años ya no volvería a ser la misma.
El mismo se convirtió en el disco debut de una banda que más rápido se vendió en la historia del Reino Unido (360 mil copias en una semana), siendo superados en números por el solista Sam Smith, en el 2014.
El sencillo «I Bet You Look On The Dancefloor» fue también la canción #1 en el UK Single Chart y se llevaron innumerables premios como el NME Award, varios Brit Awards y el Mercury Prize, entre otros.
Pero Turner y compañía eran ariscos, no les gustaba dar entrevistas, tampoco ir a entregas de premios ni actuar en videos musicales, y siguieron así en su segunda placa ‘Worst Favorite Nightmare’ (2007), que también debutó en el Número 1 y se llevó muchos premios.
Su ascenso llegó a un pico muy alto, y muy rápido, en la vida de estos músicos que apenas llegaban a los 21 años de edad, eso era menos de lo que Lennon y McCartney tenían cuando grabaron el álbum debut más vendido de aquel entonces, ‘Please, Please Me’ en 1963.
Pero había algo que faltaba y que todo músico inglés necesita que se convierte en leyenda, y eso era triunfar en los EE.UU, un mercado proteccionista que ya tenía su propio rock con: Queens of the Stone Age, The Killers, Green Day y Red Hot Chili Peppers.
Para cambiar eso, se juntaron con el mismísimo líder de los QOTSA, Josh Homme, quien le dijo a Alex cómo «rockear más lento», porque así suena «más pesado» y es «más sexy».
Todas esas notas se vieron reflejados en los discos ‘Humbug’ (2009) y ‘Suck It And See’ (2011), que los llevó de gira como soportes de The Black Keys en Norteamérica, siendo que a su vez seguían encabezando fechas y festivales en Europa y Sudamérica.
Tenían el talento, el bagaje, pero les faltaba el hit y el look para conquistar al difícil mercado yanki, y fue entonces que comenzaron a lanzar un par de sencillos que fascinó a los gringos y también reinventaron su imágen.
El primer sencillo en cuestión fue «R U Mine?», una oda a los riffs de Black Sabbath, y cuyo video muestra a Turner como un seductor Teddy Boy, dando así por muerto a aquel chico con voz de puberto, despeinado y con cutis descuidado, para convertirse en el nuevo símbolo sexual de las adolescentes norteamericanas.
Y así por fín, EE.UU comenzó a notar a los Arctic Monkeys y el golpe de gracia vino acompañado con el anuncio de su quinto álbum ‘AM’ en 2013 y su nuevo adelanto titulado «Do I Wanna Know?».
Desde ese entonces, los Monkeys fueron los nuevos ingleses que irrumpieron en EE.UU, junto con Coldplay y Mumford and Sons, siendo Turner y compañía, los últimos verdaderamente rockeros mainstream del Siglo 21.
En 2018, un ya treintañero Alex Turner se tomó licencia creativa y tras el éxito comercial de ‘AM’, que se hizo disco platino por la RIAA, lanzó su material más arriesgado y compuesto a piano.
El mismo se llamó ‘Tranquility Base Hotel & Casino’, un álbum conceptual que confundió a sus nuevos fans pero a la vez lo colocó en el pedestal de los compositores de canciones más complejos de su generación y por lejos.
Desde entonces, el mundo continúa pendiente de cada movimiento que hagan y cómo va a sonar, porque eso provocan los líderes más influyentes, aquellos que mantienen en suspenso a sus súbditos, que aguardan su señal y luego escuchan sus palabras, para comprender mejor su época y su impacto en el futuro.
Fue así que finalmente, los Alex Turner y sus compañeros, regresaron a Paraguay con su séptimo material de estudio, titulado ‘The Car’, en el Jockey Club Paraguay, la noche del 10 de noviembre, en la última edición del Kilkfest.