Mañana se cumplen 50 años de que cientos de miles de personas llegaron a una granja ubicada en Bethel, Nueva York, para el evento que definió la historia de la contracultura estadounidense: Woodstock 1969.
Grandes artistas subieron al escenario e hicieron vibrar a cientos de personas que asistieron marcando un antes y un después en la historia de la música a nivel mundial. Pero, no solamente eso fue lo que nos dejó marcados a todos, también una foto que significó lo suficiente como para ser elegida como portada del álbum del festival.
La tarde del viernes 15 de agosto de ese año, justo el día debut de Woodstock, Nick y Bobbie Ercoline, estaban sentados en el bar de siempre escuchando la radio, cuando el noticiario informó que aquel festival que se desarrollaba en una granja en la localidad de Bethel, a pocos kilómetros de distancia, ya era un absoluto hervidero.
“En la televisión dijeron que si tenías planes de ir a Woodstock, mejor no lo hicieras porque la carretera estaba cerrada. Ahí decidimos ir. Teníamos 20 años y, si a esa edad te dicen que no hagas algo, por supuesto que lo haces”, comentó Nick para Life and Style.
No lo recuerdan muy bien, pero habrá sido la mañana del domingo, cuando sin saberlo, se convertiría en la tapa del festival más histórico de la música.