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La visita de R.E.M al Paraguay en Enero de 1992


Por Orlando Salerno.

En la semana del cumpleaños de Michael Stipe, recordamos la visita que los integrantes de R.E.M hicieron al Paraguay en Enero del año 1992.

Hace casi 34 años, la banda alternativa de Georgia pasó por nuestro país, pero no para realizar un show en vivo, sino para conocer la reserva ecológica del Mbaracayú, en plena selva fronteriza con el Brasil.

La llegada del grupo integrado por Mick Stipe, Peter Buck, Mike Mills y Bill Berry se hizo factible gracias a un trabajo conjunto de la World Foundation con la Fundación Moisés Bertoni.

En aquella oportunidad, la presencia de la banda se dio en un momento crucial de su carrera, ya que en ese entonces habían lanzado su sencillo más importante, llamado «Losing My Religion», que los catapultó a la fama mundial.

Esto se pudo observar en el documental de Netflix que REM lanzó, llamado ‘Song Exploder’, que se lanzó diciembre de 2020.

Ahí la banda comenta lo siguiente: «Estábamos en Paraguay, a una hora de Asunción, pero igual llagaba la radio. Y comenzó a sonar «Losing My Religion», estaba claro que superamos algunos obstáculos y que somos mundiales».

De esa forma, los músicos se estaban dando cuenta del tremendo impacto que estaba teniendo su nueva canción en el mundo y que al volver a casa, ya nada volvería a ser lo mismo.

El periodista Mario Ferreiro fue el guía e intérprete de los norteamericanos y recordó en su página de Facebook lo siguiente:

«Los R.E.M., a excepción de su cantante Mick Stipe, eran tipos comunes y corrientes que bien podían pasar como miembros del Cuerpo de Paz o como estudiantes de intercambio.

Aun así, Stipe ya tenía las veleidades de superstar que lo elevan hoy a la altura de uno de los grandes del rock. Recuerdo que en medio de la excursión selvática, fascinado la aparición de un torrente de agua, no tuvo mejor idea que bajarse los lienzos para arrojarse al arroyo sin preámbulo alguno.

La banda se mostraban afables y parecían sinceramente comprometidos con la causa ecológica, mucho antes de que ésta tenga la vigencia actual que le han dado con evidente interés especial diversos sectores de la sociedad y la política.

Al despedirse, el grupo prometió volver un año después para hacer un concierto benéfico para la causa de la preservación de la naturaleza en el continente. Pocos pensaban entonces que el grupo seguiría creciendo tanto que se haría virtualmente inalcanzable, entrando en un ritmo feroz que le costaría un aneurisma a su baterista Bill Berry, quien tuvo que alejarse a mediados de aquella década.

Los R.E.M. nunca volvieron, es cierto, pero la reserva ecológica permanece y es uno de los pocos orgullos de nuestro país en materia de conservación de sus tesoros naturales. Cada vez que los escucho en la radio no puedo dejar de recordar aquél día caluroso de enero del ’92 que pasé con ellos».

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