Por Orlando Salerno.
Un día como hoy, pero del año 1994, el líder de Nirvana acababa con su vida, conmocionando a la industria musical y a toda una generación.
Kurt Donald Cobain, nació un 20 de febrero de 1967, en Aberdeen, una localidad perteneciente al estado de Washington, que tiene la penosa estadística de ser el pueblo con más altos índices de suicidios en los EE.UU.
Así también, esa ciudad se convirtió en la cuna de una de las figura musicales más importantes del Siglo XX, con un éxito que ni él mismo pensó saborear, pero en el fondo, sabía que tenía algo que decir y quería asegurarse de que todo el mundo lo oyera.
Logrando vender más de 75 millones de discos alrededor del mundo, Nirvana estaba compuesto por Kurt Cobain en guitarra/voz, Krist Novoselic en bajo y Chad Channing en batería, puesto que luego sería ocupado por Dave Grohl, actual líder de los Foo Fighters.
Influenciados por sonidos que van desde el punk tradicional de los años 70, como los Ramones, Sex Pistols y The Clash, los siempre omnipresentes Beatles y el carismático Neil Young, hicieron que el grupo de Seattle desarrollase un sonido atractivo, al que más tarde se lo llamó «Grunge».
Éstos jóvenes se rehusaban a aceptar la realidad que les rodeaba en materia musical, durante los años 80, donde reinaban las mallas ajustadas, el maquillaje escandaloso y las melenas teñidas del “Hair Metal”, por lo que buscaban refugio en recitales del under, siguiendo a bandas como Black Flag, The Wispers, Hüsker Dü, entre otros.
Ellos se movían en circuitos del nuevo Hardcore, pero fue recién escuchando a bandas como Sonic Youth y Pixies, que Kurt optó por componer canciones más estructuradas, pero con estribillos arrolladores, cambios de ritmos repentinos, con marcadas melodías pop, pero escudándose por su infalible guitarra y una poderosa voz.
Sello Independiente, primer disco y a hacerse notar: “BLEACH” (1989)
Bandas como REM, The Replacements, Pixies, Dinosaur Jr o Sonic Youth, ya habían encendido la mecha de lo que sería un interesante movimiento independiente en los EE.UU, a finales de los 80s, Kurt y compañía no se desentendieron de dicho llamado a conseguir un estilo melódicamente ruidoso y anti comercial.
Entonces, luego de una mini gira europea en 1989, el trío de Seattle se encontraba en los estudios Reciprocal Recording de dicha ciudad, para grabar bajo el sello independiente “Sub Pop”, lo que sería el primer álbum titulado “Bleach”, que costó 600 dólares grabar.
Un disco con letras poco alentadoras, sumamente negativas y la mayoría de ellas compuestas una noche antes de grabar, en un mal momento de Cobain.
Eso no impidió que el material reciba buenas críticas, ni que llegue a manos de bandas como Metallica, en cuyas declaraciones posteriores del guitarrista Kirk Hammet, predijo el gran futuro de esta agrupación, pese a que éstos aún no tenían la menor idea de lo que les esperaba.
“Bleach” se grabó con la intención de que éste suene tal cual como la banda hace sus presentaciones en vivo y para situar en el mapa el sonido de su ciudad e incentivar a otras bandas del vecindario, a que se abran paso en la escena.
Entre el sucio y ruidoso tracklist de “Bleach”, se destaca la canción “About A Girl”:
– Segundo disco, la consagración y ya nada volvió a ser igual: “NEVERMIND” (1991)
Ya inmersos en el circuito del indie rock, a Nirvana le llegaba la hora que toda banda teme, ya sea por su posible fracaso o éxito, “el segundo disco”.
Para esta ocasión, el trío ya contaba con el extrovertido baterista Dave Grohl, para que éste firme con sus manos, la que sería la escultura más significativa del rock alternativo, pese a ser el álbum menos alternativo del grupo.
Así como en su momento los Sex Pistols se hicieron de fama por su amateurismo musical y nada de virtuosismo instrumental, su único álbum titulado (parecido al de Nirvana): ”Never Mind The Bollocks: Here’s The Sex Pistols”, logró agrupar un sonido casi conceptual, valorado hoy en día en categoría de diamante. En el caso de Nirvana, la historia no sería tan diferente.
Una vez desprendidos del sello Sub Pop y buscando mejor distribución de su próximo material, el trío firma contrato con Geffen Records, por aquel entonces perteneciente a Warner, por lo que se trasladan a Los Ángeles para internarse en el mítico estudio Sound City, donde antes se habían grabado aclamados discos, como el “After the Gold Rush” (1970) de Neil Young, su primera placa solista tras su paso por Buffalo Springfield, como así también, el homónimo de Fleetwood Mac (1975) y el primero de Peter Green junto a Stevie Nicks y Lindsey Buckingham.
Ya con la nueva formación, solo faltaba la figura del productor y ese sería Butch Vig (actual baterista de Garbage), quien ya había trabajado como técnico en “Bleach”, pero en esta oportunidad, Kurt quería alejarse de la rabia musical, para encontrar sonidos más abiertos, cosa que requiere más detallismo.
Este proceso sería nuevo para todos los integrantes, Vig había sugerido a Grohl que empiece a usar metrónomos, hecho que casi le produjo un infarto, según comenta Grohl, y también pidió a Cobain que grabe las voces de forma encimada, lo mismo que su guitarra (double-track), pero se negó a hacerlo en un principio, porque le quitaba “naturalidad” a las canciones.
Fue entonces que el productor tuvo que convencerlo, tocando su punto débil, diciéndole que «John Lennon así grababa sus voces cuando le producía Phil Spector».
El disco pasa por distintas etapas, desde el sonido más crudo con “Breed”, “Territorial Pissings” o “Stay Away”, hasta los pasajes más relajados como en “Come As You Are”, “Polly” o “Something in the Way”.
Pero nadie se olvida de los inconfundibles rasguidos iniciales de la canción con la que te recibe el disco, uno de los mejores “Side One, Track Ones” (Lado A, Primera Canción del vinilo) de todos los tiempos.
Hablamos de “Smell Like Teen Spirit” y el espíritu adolescente que quería hacer disturbios en el mundo de los adultos.
“Nevermind” se lanzó el 24 de septiembre de 1991, siendo un material sumamente atrapante y sin grandes trucos publicitarios, con ingredientes que analizados de forma separada resultan más bien simples, pero que uniéndose dentro de un mismo tubo de ensayo, la mezcla terminó explotando.
«Smell Like Teen Spirit» tuvo una alta rotación en la MTV en 1992, el disco alcanzó el primer puesto en Billboard, arrebatándole el #1 al octavo disco de Michael Jackson, “Dangerous”.
Así también, sepultó al Glam y Hair Metal, para siempre y colocó en órbita a sus paisanos de Seattle: Soundgarden, Pearl Jam y Alice in Chains.
Tercer disco, de vuelta a las raíces y a los más profundo del ser: “In Utero” (1993)
Si bien “Nevermind” contribuyó a la construcción de la personalidad del rock de los años 90, su siguiente placa “In Utero” buscaba volver a sus raíces y tomar las influencias del New Wave británico como The Gang of Four y un sonido menos elaborado que el anterior, pero tampoco tan estridente como lo fue “Bleach”.
Para eso, contaron con el músico, periodista musical y productor Steve Albini, para que los guíe por ese camino de depuración.
Éste los convocó para grabar en un estudio ubicado en la cuna del “proto-grunge”, la ciudad de Minnesota, de donde salieron bandas como The Replacements y Hüsker Dü.
De esta forma, buscaron un sonido más orgánico y reclutaron a un segundo guitarrista, el excéntrico Pat Smear, ex integrante del mítico grupo punk californiano The Germs y quien actualmente milita junto a Grohl, en las filas de Foo Fighters.
La banda no sentía la presión de superar el éxito de su anterior trabajo, por lo que “In Utero” refleja el estado de ánimo de un grupo, y de un artista, que se volvió muy famoso de golpe y que todavía siente ira.
La mejor forma de expresar ese momento eran a través de canciones cortas, que no son ni mucho menos las mejores de esa época, pero que se encuentran entre las más reales, descarnadas y sinceras de Nirvana.
De “In Utero» se escapan tonadas y ritmos tremendamente atrayentes como en «Serve the Servants», «Heart-Shaped Box» y «Frances Farmer will have her revenge on Seattle», que estuvo inspirado en la biografía de una actriz norteamericana, que impresionó a Cobain, hasta el punto de llamar Frances a su hija.
No faltó la furia con «Very Ape» y «Tourette’s», ni las infaltables canciones “pixieanas” a base de melodías distorsionadas como «Rape Me«, «Dumb«, «Pennyroyal Tea» y «All Apologies«, todas formidables obras que desnudan el desgano y depresión de un autor famoso.
Al igual que “Nevermind”, “In Utero” salió al mercado un mes de Septiembre, pero del año 1993, vía Geffen Records y sería el último registro oficial en estudio, de esta gran agrupación norteamericana.
Un funeral anticipado: “NIRVANA MTV UNPLUGGED LIVE IN NEW YORK” (1994)
Tras una tumultuosa gira europea, para promocionar “In Utero”, Kurt estaba enfermo, sufría de dolores estomacales, le recetaron calmantes contra el dolor, fue diagnosticado con bronquitis y laringitis en Alemania, pero las presentaciones no cesaban y llegó a Italia.
Su adicción a la heroína no ayudaba en absoluto y en Roma sufrió una sobredosis tras mezclar pastillas con champagne, cosa que trajo mucha publicidad negativa en los medios sensacionalistas y eso lo afectaría mucho más adelante.
En medio de todo ese infierno que involucraba a compañeros de banda, amigos y familiares, la banda acepta ofrecer un show acústico para la MTV, en la ciudad de New York, en Noviembre de 1993. Esta sería la oportunidad para Kurt de situarse en la historia como un gran intérprete y demostrar que es un músico serio, lejos de las piruetas suicidas contra la batería de Grohl o del hundimiento de su cráneo en los amplificadores.
En dicho show, Nirvana presentó algunas de sus canciones propias y algunos muy aclamados covers de los artistas favoritos de Cobain, como aquella magnífica versión de “The Man Who Sold the World” (1970) de David Bowie, tres canciones de los Meat Puppets, quienes fueron invitados al escenario, y un tema de sus paisanos The Vaselines, en “Jesus Doesn’t Want Me For A Sunbeam«.
Pero el momento más recordado, con la que Kurt se despide de su público con una desgarradora voz y una escalofriante mirada de frente (tras agachar la vista toda la noche) fue cuando suspiró adolorido y concluyó el tema «Where Did You Sleep Last Night?«, del gran blusero Leadbelly.
El reconocimiento a su corta pero intensa carrera por parte de toda una industria: «Rock N’ Roll Hall of Fame 2014».
Hoy Kurt cumple 53 años, con todo un ejército de viejos y nuevos fans que le rinden tributo recordando su música, apreciando su legado e influencia, mientras que por parte de la industria musical, le brindaron la entrada al “Salón de la Fama del Rock N’ Roll”, en el 2014, donde fue reemplazado por cuatro mujeres: Kim Gordon de Sonic Youth, Joan Jett, St. Vincent y Lorde, la revelación del pop que hizo «All Apologies».
El discurso de inducción, lo hizo un muy emocionado Michael Stipe, quien dijo:
«Nirvana definió un momento, un movimiento para los outsiders: para los afeminados, para las chicas gordas, para los débiles, los nerds tímidos, los chicos góticos de Tennessee y Kentucky, para los rockeros y los incómodos, para los hartos, para los demasiado inteligentes y para los maltratados».
Kurt Cobain fue la voz de su generación, pero el legado de su música, llegó a varias generaciones en adelante.
Antes de quitarse la vida, dejó una nota escrita a su esposa Courtney Love y a su hija Frances Bean Cobain, citando una frase del padre original del grunge, Neil Young, que decía: “Es mejor quemarse, que apagarse lentamente»
Textos: Orlando Salerno.