Por Orlando Salerno.
En marzo de 1990 se publicaba ‘Violator’, el séptimo e icónico álbum de la banda electro pop británica, Depeche Mode.
Con este material, el grupo inglés comenzaba una nueva década y se adelantaba unos pasos de sus contemporáneos de los ochentas, para no quedar en nostalgia.
Se acercaba el fin de la era de Margaret Thatcher en Inglaterra y de la Guerra Fría también, desde la Caída del Muro de Berlín en 1989.
En los últimos 34 años, ‘Violator’ ha vendido más de 15 millones de copias físicas en todo el mundo y es considerado como uno de los trabajos más influyentes de Depeche Mode.
Con este trabajo lograron irrumpir en el mercado norteamericano y desembocó en un nuevo panorama sonoro que más tarde vio crecer a la música industrial, el rock alternativo y el Big Beat.
Junto con Gary Numan y The Human League, los Depeche Mode fueron los encargados de llevar a las radios, el sonido electrónico que provenía de la Alemania de Kraftwerk, Neu! y Can.
Los pioneros germanos experimentaban con un sonido futurista que los ingleses supieron moldear a una dirección popera que llegaría a las pistas de bailes y a las listas de éxitos.
Tras conseguir mucha notoriedad con discos como ‘Black Celebration’ (1985) y la masividad con ‘Music for the Masses’ (1987), el cantante de la banda, Dave Gahan, luchaba con una intensa adicción a la heroína que casi acaba con su vida.
A finales de los 80s parecían haber tocado el techo en popularidad y el infierno en lo personal, pero faltaba que llegue ‘Violator’, para subir un escalón más hacia la consagración eterna.
De esa manera, lograron sobrevivir con una impecable colección de canciones, entre las cuales se destacan: «Personal Jesus», «Enjoy the Silence» y «Halo».
El mismo fue producido por el inglés Mark Ellis, más conocido como Flood, quien venía de trabajar con U2 y con Nick Cave and the Bad Seeds o Erasure, por el sello Mute Records.
Este tenía bien claro la visión que debía adoptar Depeche Mode, al producir un disco para que llegue a un público de rock y de pop con la misma intensidad.
Pero mucho también tuvo que ver el aporte creativo y fundamental del multiinstrumentista e ideólogo de la banda, el señor Martin Gore, el principal compositor.
Violator que termina de identificar el espíritu de la banda, desde su estética, con la portada en negro con la cortada rosa roja, realizada por el fotógrafo Anton Corbijn, el mismo que dirigió el video de «Enjoy the Silence» y el que fuera el fotógrafo de Joy Division, hasta el último día de Ian Curtis.
Este año, Depeche Mode tenía que haber sido inducido al Rock N’ Roll Hall of Fame, por este álbum en especial, que sigue influyendo a músicos y público en general.
Pero la pandemia del Coronavirus hizo que la ceremonia en Cleveland sea postergada, por lo que su entrada triunfal al museo de la mejor música del mundo se está haciendo esperar un poco.
Sin dudas, ‘Violator’ está más que recomendable escuchar en estos tiempos de cuarentena e incertidumbre, unos 30 años después.